Querida amiga:
Tenía que escribirte, necesito poner mi cabeza en orden, ya sabes que eso es bastante difícil pues soy un auténtico desastre, pero bueno tengo que intentarlo.
En realidad, no tengo muy claro el por que te escribo, supongo que es mi manera de desahogarme, una vía de escape que me resulta fácil y cómoda.
Nos conocimos hace… Espera que ahora tengo que echar la cuenta… hum… 5 ó 6 años en un intercambio a Francia. Nuestros respectivos “correspondantes” (la persona que luego vendría a España) estaban saliendo juntos, así que entre sus besuqueos pasamos bastante tiempo juntos. Así fuimos entablando amistad, no mucha, no pasamos de ser unos conocidos, pero bueno, en una semana fue suficiente.
En aquellos momentos, pensé que ibas a ser otra chica a la que no volvería a cruzar palabra, nada más que la de un típico saludo por los pasillos del instituto…
Sin embargo, no fue así, cuando nos cruzábamos, nos parábamos a hablar; los fines de semana, siempre que nos veíamos tomábamos algo juntos. Nuestra amistad fue tomando forma y fuimos haciendo cada vez más amigos.
En aquella época, tu tenías novio, tal vez por eso nunca te miré con otros ojos que no fueran los de un amigo; aunque en más de una ocasión me sorprendía a mi mismo pensando en tus grandes ojos marrones… A partir de ahí empezamos a pasar más tiempo juntos; nuevos viajes a Francia, fiestas de clase, muchas risas, alguna que otra borrachera e incluso en un viaje compartimos cama. Suena un poco “tal”, pero en realidad no fue para mucho; recuerdo que me pasé toda la noche arrinconado en una esquina del colchón sin moverme, no me atreví a acercarme a ti: no sé lo que hubiese pasado si aquella noche hubiese osado dormir abrazado a ti; nunca te lo he preguntado pero espero hacerlo algún día… Es una especie de duda existencial.
Y ahora, después de un par de años prendado de tu perfume, persiguiendo tu cintura en las esquinas, perdiéndome en la profundidad de tus ojos, de repente, ya no necesito perseguirte, vuelvo a mirarte con ojos de amigo como siempre tenía que haber echo, como hiciste tu, o al menos eso creo…
Espero que no tengas que volver a aguantarme en plan pesadito con mensajitos de enamorado en pena ni con cartitas mediocres como esta.
No sé si en el fondo las echarás de menos, pero si es así, no dudes en pedirme alguna que estaré encantado de mandarte alguna, por eso no te preocupes.
Quizás el amor que te profesé se haya esfumado, pero la amistad, no dejaré que se escape, por nada del mundo, eso lo tengo muy claro.
Esta es la última carta que voy a escribirte,
me marcharé y podrás ser libre…
No me acuerdo como sigue la canción, ni tampoco de que grupo es, pero bueno, quedaba muy chula aquí al final.
Hace tiempo, pensaba como Maná…
Como quisiera echarte al olvido,
Como quisiera guardarte en un cajón,
Me encantaría borrarte de un soplido…
Ahora lo he conseguido, te he guardado en un cajón, sin llave eso sí; por si acaso en algún momento decides jugarte el corazón conmigo, sólo en ese caso, volvería a respirar y a caminar por ti, como he estado haciendo durante este tiempo.
Pues nada chica, lo dicho, hasta pronto si nos vemos, yo sigo con mis canciones y tú sigue con tus sueños.Muchos besos princesa!