AHÍ QUEDA ESO....

Una islita de las cosas que nunca se dirán...

Nombre:
Lugar: Asturias, Spain

sábado, abril 28, 2007

Otra vez por aquí...

Siento haberos tenido olvidados y abandonados, pero he pasado por unas semanitas un tanto cargadas de trabajo en la facultad y para colmo de males, he tenido el ordenador en el "hospital" para que me lo curen, que algún virus caprichoso lo atacó sin misericordia....
Enfin, que espero ponerme rápido al día con todas sus letras que serán muchas y espero poder regalarles algunas más de las mías, antes que esos nubarrones llamados comunmente ex´menes aparezcan en el horizonte y me obliguen a volver a desaparecer....
Encontré algo para ustedes, en ese baúl lleno de papeles viejos y recuerdos guardados...
Besitos y abrazos para todos ustedes!!

El reloj de la estación marca y veinte, todavía quince minutos para la llegada del tren; sacó el billete sin prisa, con aire ausente y casi sin ganas, como la tarde, gris, espeso...

Al salir al andén, me encuentro con multitud de caras infantiles que tras capas de maquillaje intentan esconder el acné de la pubertad. Todo son risas y planes, para muchos es su primera salida nocturna lejos de casa y, sobretodo, el ansiado regreso de madrugada.

Paso el viaje sentado frente a dos chicas de mi misma ciudad y eso que nunca las había visto. Para no molestar cierro los ojos, aún así escuchó su conversación. Hablan de que hoy es su noche que si los novios no vinieron problema de ellos, que lo van a pasar pipa y que van a romper unos cuantos corazones.
De repente, la conversación se desvía hacía cómo será su año en la facultad, se ponen serias, discuten de política, con ideas claras para ser dos chicas tan jóvenes y es tras ese pensamiento cuando me siento algo mayor, no sé porque…

Me poso primero que ellas, a pesar de levantarme un rato después, pero con tanto complemento, que si bolso, que si chal, que si paraguas, no dan abasto las pobres. Al levantarme, coincidimos los tres en el pequeño espacio entre los asientos; entre las risas de ellas y sus perdones, consigo alcanzar el pasillo y de ahí al andén.
Subo la cremallera de la cazadora, menos mal que la cogí porque está fresco, arrastrando los pies y con las manos en los bolsillos, me dirijo a la salida de la estación.

De pronto, como un soplo de viento, las dos chicas pasan por mi lado, nuestras miradas se cruzan y después de unos pasos aún giran la cabeza, al verlas girarse, les hago una seña con la cabeza, rápidamente aceleran el paso y parecen cuchichear…

Salgo a la puerta de la estación y maldito día, sin ganas de nada y para encima lloviendo, cuando juntando las pocas ganas, me decido a caminar bajo la lluvia, las dos chicas me sorprenden de nuevo, esta vez comienzan a hablar…

“¿Tienes fuego?”
“Yo soy Marta y ella Paula. Somos de Sama.”
“Como tú, pero nunca te habíamos visto.”
“¿Eres de allí?”
“Nada igual eres de aquí, de la capital.”

Me dejan sin palabras, con los pensamientos en otra parte, no consigo asimilar todas las preguntas y mucho menos, a la vez, conseguir contestar a todas.
De repente, tan rápido como empezó el interrogatorio, éste se acaba. Se miran y me miran…

“¿Tal vez sea mudo?”
“¿Tu crees?”
“No lo sé.”
“A mí me parece que está flipando, que nos toma por locas.”
“Quizás, pero necesitamos un guía hasta el Rosal, no lo olvides”

Entre su breve diálogo consigo rehacerme y dar muestras por lo menos de no ser mudo…

“No, no tengo fuego, no fumo. Sí, soy de Sama. No, no soy mudo. Y sí, os haré de guía, con una condición…”
“Mira, sí habla.”
“¿Qué condición?”
“Que compartáis el paraguas conmigo, no me apetece mojarme.”

Se ríen y aceptan encantadas, se cogen a mis brazos y me hacen cargar con el paraguas y los tres a la vez nos encaminamos bajo la lluvia.

“Bueno, ¿y cómo te llamas?”
“Varo para los amigos.”
“Encantadas de conocerte.”

Sin previo aviso, me dan sendos besos en la mejilla; me cogieron desprevenido y durante unos segundos son ellas las que tiran de mí para que camine.

“Así que empezais en la facultad este año, ¿no?”
“Vaya, vaya, así que no dormías, ¿eh?”
“No. No quería incomodaros, me gusta escuchar a la gente, así me entretengo en el viaje.”
“Pues sí, empezamos este año, enfermería.”
“¿Las dos?”
“Sí, las dos.”
“¿Nerviosas?”
“Un poco.”
“Muertas de miedo. No sabemos cómo será, si es como en las pelis americanas, si es tan distinto al insti…”
“Es distinto al insti… Pasas más desapercibido, nadie te pregunta porque no fuiste a clase, ni nada por el estilo… No sé, es distinto.”
“¿Estudias?”
“Sí.”
“¿El qué?”
“Biología.”
“Humm… Esa queda cerca de la nuestra, ¿no?”
“Sí, no están muy lejos.”
“¡Genial!, así ya conocemos a alguien.”

De camino al parque, nos paramos ante todos los escaparates de las tiendas de ropa. Mira ese que bonito, y aquel me quedaría de cine con la falda esa, ya pero aquello mola más. De pronto, la conversación cambia radicalmente de tema…

“¿Tienes novia?”
“No.”
“¿Cuántos años tienes?”
“22”
“¡Eh tia que yo lo ví primero!”
“Sí claro y un huevo.”
Rompen a reir, nada más ver mi cara, no sé si será por el susto o porque, pero se pasan un buen cacho riéndose.

“No te preocupes, estás a salvo.”
“Era broma.”
“Oye, por cierto, te invitamos a echar un duro, que seguro que tu conoces algún bar…”
“No puedo chicas, tengo cena.”
“¿Cena?”
“Jolines, si parece que vas a un entierro.”
“¿No te apetece?”
“Sinceramente no… Quizás sea por el día…”
“Pues podías haber puesto una excusa tonta de esas.”
“¡Que no te enteras tía! Que viene por algo, o mejor dicho, por alguien más…”

Me paro en seco en medio de la calle. Ni enfadado, ni irritado, ni nada, simplemente me paro, como si las fuerzas me abandonasen y se fuesen en pensamientos a otra parte…

“Ya metiste la pata.”
“Pe… perdona… yo… yo no quería…”
“No te preocupes, no pasa nada.”

Como por arte de magia, una leve sonrisa se me dibuja en la cara…

“¿Ves? Así mucho mejor.”
“Bueno chicas, pues esta es la calle del Rosal.”
“¡Joer, vaya pila gente!”
“¡Va a molar San Mateo!”
“Pues por aquí para echar un duro, en el que queráis.”
“¡Muchas gracias guía!”
“Si quieres pasar de la cena, estamos aquí.”
“Pasarlo bien y cuidado con los chicos.”
“Sí papi.”
“Prometemos ser buenas papi.”

Dicho eso, se pierden entre la multitud de gente, pero sólo un instante, porque segundos después salen por el mismo sitio en el que acaban de entrar…

“Nos olvidamos de despedirnos.”

Vuelven a besarme en la mejilla y desaparecen entre la gente, mientras caminan, agitan la mano en señal de despedida.
Cuando las pierdo de vista, sigo mi camino hacia el bar de la cena, ahora con una sonrisa en la cara y con fuerzas nuevas contagiadas por el descaro y la gracia de dos chiquillas…

domingo, abril 15, 2007

Y es cuando...

Y es cuando las estrellas se ocultan,
te dan la espalda
y se rien en tu cara...

Y es cuando la luna se sonroja,
como tú cuando nos quedamos a solas,
con un suspiro me acuna
y me acaricia el pelo que cae sobre su hombro
cuando, al anochecer me recibe desnuda...

Y es cuando pienso que te quiero para mi,
para no dejarte marchar,
para que estés cerca al despertar...

Y en ese momento, se dibuja un beso,
que me detiene ahí,
muy cerca de tu cuerpo...