AHÍ QUEDA ESO....

Una islita de las cosas que nunca se dirán...

Nombre:
Lugar: Asturias, Spain

domingo, octubre 29, 2006

La tarea de Cieloazzul

SI…
A los besos a todas horas.
A todas esas personas que son importantes para mí.
A todas las risas y carcajadas.
A todos los amaneceres en compañía.
A las navidades en familia en casa de la abuela.
A los veranos en el pueblecito de Jaén.
A todos vosotros que os pasáis por mi blog.
A las pocas letras que escribo.
A las macro siestas.
A la playa en verano.
A la buena música, mientras hago un puzzle.
A los peques del campa.
A las tardes lluviosas acurrucado en el sofá.
A un buen libro.
A unas botellas de sidra.
A una tarde de rasgueos con la guitarra.
A los abrazos que llegan sin pedirlos.
A las conversaciones triviales que me alegran el día.
A la satisfacción tras aprobar una asignatura.
A las tareas como esta.


NO:
A la pobreza.
A las guerras.
A la explotación infantil.
Al maltrato a las mujeres.
A la desigualdad de oportunidades.
Al “tanto tienes, tanto vales”
A las injusticias.
A la hipocresía.
A la intolerancia.
Al hambre.
A las enfermedades.
A la física.
A la prepotencia.
A la muerte.
A las mentiras.
Al poder.
A las deudas impagables.
A las inyecciones.
Al estrés de la gran ciudad.
Al exterminio de los animales.



ALGUNAS, MUCHAS VECES…
Me acuerdo de sus ojos.
Me acuerdo de los que se fueron sin despedirse.
Me he emborrachado.
He pensado que no me merece.
He llorado sobre la almohada.
He contado medias verdades.
Me afeité las piernas.
He soñado con quien no debía.
He perdido en el amor.
He ganado en locura.
He bajado canciones de Internet.
He hecho trampas jugando a las cartas.
He visto la tele hasta dormirme.
He perdido jugando al fútbol.
He estado en la cama enfermo.
He desayunado en la cama.
He querido detener el tiempo.
He robado un beso.
He dicho las cosas sin pensar.
Me he arrepentido de no hacer algo…



NUNCA…
La olvidaré.
Odié.
Perdí los nervios con alguien.
Me gustaron las matemáticas.
Me bauticé.
Pensé que me gustaran tanto los niños.
Creí en que hay algo superior.
Llegué tarde a clase.
Estudié para el diez.
Jugué a fútbol para ganar.
Lloré por perder.
He donado sangre.
Pierdo la oportunidad de ayudar.
Empiezo y no acabo un libro… aunque no me guste.
Comí berenjenas.
Pisé un restaurante árabe.
Me acuerdo de las fechas importantes (las tengo anotadas en la agenda)
Hablo con quien no quiere escuchar.
Uso camisetas ajustadas… no dejan respirar.
Cambiaría mis valores.

miércoles, octubre 25, 2006

El príncipe (II)

En aquel momento, no sabía de qué me hablaba… Ahora por desgracia ya lo sé…

¡Sírva más cerveza!

Hace unos meses, mi padre me dijo que había una joven princesa casadera, me dijo que era hermosa y que se complacía de recibir a los jóvenes más valientes…

Todos en la taberna pensaron: “Esa es nuestra bella princesa”

Pero mi padre me había mentido… Vivía en un castillo de cristal, sus ojos eran dos estrellas mandadas por los dioses para coronar su bello rostro y hasta sus dorados rizos parecían rayos del mismísimo sol…
Mi padre debió avisarme…


En ese instante todos piensan en ella… La verdad es que el joven príncipe la ha descrito muy bien, esa es la primera impresión que se llevaba cualquiera que la viese por primera vez…

Cuando hoy desmonté delante de su palacio y ella salió a recibirme, cuando clavó sus ojos en los míos…

Los lugareños no daban crédito: “Lo ha mirado, lo ha mirado” Todos sabían lo que eso significaba, aunque tal vez, el príncipe no lo supiese, ¿qué por qué no? Hombre, porque estar tirado encima de una barra, bebiendo cerveza no es lo que se hace en estos casos…

Nunca había temblado ante nadie, ni ante la ciudad más amurallada, ni ante el ejército más poderoso, ni ante el enemigo más terrible…
Pero ante ella… Las piernas parecían simples briznas de hierba en medio del viento… El corazón se disparó desbocado con una estampida de ganado…
Y yo huí… Sí, huí… Como un perro apaleado, con un enemigo derrotado, como un joven humillado…


Todos se miraban incrédulos… ¿Qué si es idiota? No lo sé, es un príncipe… Ya, ¿pero…? Les repito que es un príncipe, tiene derecho a ser lo que quiera…

Me escondí aquí, temblando como una hoja… Muerto de miedo, sin saber qué me pasa… Con un cosquilleo en la boca del estómago… Viendo sus ojos en cada esquina, admirando sus rizos en cada rincón, pensando en sus labios… anhelando un roce de los labios… emborrachándome de amor y de cerveza…

Levantó la cabeza extrañado, como para hablar con el cielo...

¿Amor? ¿Ha salido esa palabra de mis labios? ¡Pobre de mí! ¿No es el amor una palabra reservaba para los cuentos de hadas?

La pausa fue más larga de lo habitual… Parecía que la historia había terminado y que tocaba volver a casa…

Ahora ya sé que los cuentos eran cuentos, que nada es fácil y menos esto del amor… Tal vez me ponga la cota de malla, coja el escudo y la espada y salga a por ella…

Alguien entre los lugareños, y no, no fui yo, susurró: “Nunca conquistarás el corazón de una mujer con el filo de tu espada…”
El joven príncipe se quedó pensativo, con una mano en la cota de malla… Tras unos segundos, abandonó su lugar y salió por la puerta…
En la esquina quedó la espada, el escudo y la cota de malla…


Nadie salió tras él… Sólo yo le seguí unos pasos… La noche era fría, a pesar de que la nieve hacia tiempo que se había retirado a las partes más altas de las montañas, por eso pude ver que se alejaba hablando consigo mismo, por el vapor que salía de su boca…

Nunca nadie volvió a verlo por el reino… Algunos dicen que murió en una guerra lejana, otros que murió en la barra de un bar con una cerveza en la mano…
Muchos piensan que se enamoró de otra y vive feliz… Unos pocos creen que consiguió enamorar a su princesa…

Que queréis que os diga, a mi me gusta pensar que la consiguió enamorar…


Aquí lo tenéis tal como prometí, para que no os quedeis con la intriga :D

viernes, octubre 20, 2006

El príncipe (I)

Estaba al fondo de la barra, sentado sobre un taburete… era un príncipe… ¿qué cómo lo sé? Muy sencillo, a su derecha descansaba un escudo y delante de él una espada y a su izquierda, una reluciente cota de malla.
¿Qué podría ser cualquiera? Les diré también, que sobre su cabeza, descansaba ya ladeada una fina diadema de oro.
Vestía una casaca de seda blanca, envuelta en una bruma de humo y alcohol… Sobre la mano que descansaba en la barra, llevaba un anillo, con un emblema engarzado… La otra mano sujetaba con ansia una jarra de cerveza, en la que tenía perdida la mirada. Delante de él, unas pocas monedas de oro yacían desorganizadas sobre la barra…

¡Pobre de mí! ¡Qué desdicha!

Entre sus gritos lastimeros, daba cuantiosos sorbos de su jarra…

¿Será posible…? ¿Podrá realmente alterar los sentidos? ¿Cómo tú…? ¿Con un simple roce…? ¿Con el simple anhelo de un roce…?

La taberna se llenaba poco a poco; los lugareños miraban con asombro al joven que estaba en la barra.
La princesa se casaba, o al menos buscaba marido… Durante los últimos meses, jóvenes gallardos se acercaban a su palacio… Pero todos se iban enfurecidos
: “¡Ni una mirada! ¿Quién se creerá qué es?”
Sin embargo aquel joven, era distinto, hundido en un mar de tristeza, se mecía suavemente entre olas de cerveza y de melancolía…


Nací entre sábanas de terciopelo, el día en que los planetas se conjugaron…. Crecí rodeado de amor y ternura, con cuentos de valientes príncipes que mataban dragones y rescataban princesas, con las que luego se casaban y vivían felices y comían perdices…

Algunos lugareños, se habían sentado cerca del joven, para escuchar un poco anonadados lo que quería contarles…

¡Sirva cerveza para todos y cóbrese de aquí! El tabernero asintió al oír el tintineo de las monedas….

Al hacerme un pequeño jovencito, los cuentos se acabaron y mi padre me puso de maestro a un viejo guerrero del reino, sabio, exigente y poco hablador…
Con él aprendí a leer, a escribir y a luchar, fui el mejor en el arte de la espada, el mejor en las tácticas de guerra y el más valiente…


La taberna estaba en silencio… Sólo se oía la tenue voz del joven…

Alguna vez le dije que un día salvaría a una bella princesa y me ganaría su corazón…

Los ojos y la mente del joven estaban idos… Muchos pensaron que se había acabado el relato… “¿Y le contestó?”
La pregunta pareció espolear al joven…


Fue la única vez que habló de algo que no fueran los números, las letras, la historia o las guerras… "Nunca conquistarás el corazón de una mujer con el filo de tu espada…"

No pensaba que me iba a salir tan largo, así que por no aburrir y para tener algo ya escrito para otro día, os pongo un trocito :D Besos y abrazos!!

sábado, octubre 14, 2006

¿Quién lo diría?

¿Quién lo diría?

Que el otoño atacara el ánimo,
Que arrastrara cualquier signo de alegría,
Que hiciera las noches tan frías.


¿Quién lo diría?

Que los sueños no se cumplirían,
Que las palabras se perderían,
Que las caricias cesarían.


¿Quién lo diría?

Que llegarías con la salida del sol,
Que te llevarías el corazón,
Que no pedirías ninguna opinión…


¿Quién lo diría?

Que todo giraría entorno a ti,
Que me volverías a hacer feliz,
Que me dejarías colgado de ti…


¿Quién lo diría?

Que sólo con tu pensamiento ya me reconfortas,
Que tu sonrisa cura y restaña todas las heridas,
Que serías la mejor vacuna para la melancolía…

lunes, octubre 09, 2006

Mendigando...


Mendigaré tu amor, sentado en cada rincón.
Esperando recoger los suficentes besos, como para comprarme una gorra nueva.
Con ella, volveré a deambular por las esquinas, a sentarme y pensar en ti;
A mis pies, dejaré mi gorra nueva, para recoger todo el amor que me vayas dejando en ella.
En mi cabeza te llevaré a ti y en el cuello un cartelito:

"No tengo ni familia ni amigos, sólo pienso en ti; necesito un poco de tu amor, ¿me vas a dejar aquí tirado? gracias."
Siento teneros abandonadillos, pero no andan los dedos muy hábiles a la hora de escribir... Además, aunque sea excusa barata, con las prácticas d ela facultad ando liadillo...
De todas maneras os dejo un psot... creo que ya lo publiqué hace tiempo... pero bueno ahí queda eso...
La foto es de Joaquín González :D