¿Y por qué?
- ¿Y por qué?
La pregunta me coge desprevenido, estaba enfrascado en el partido y casi no la sentí echarse a mi lado.
- ¿Por qué qué?
Sigo sin despegar los ojos, atento a cada movimiento del balón, a cada tiro, a cada canasta... hasta que con enfado infantil me restriegas por la cara un sinfin de folios escritos a mano.
- ¿Qué por qué escribes esto?
Cogo los folios y los hojeo, en seguida reconozco la letra, es mia, por supuesto y los folios son retazos de una historia, de esas de chico conoce a chica, se enamoran y acaban viviendo felices.
- ¿Qué por qué lo escribo?
- Eso es, ¿por qué?
- Pues porque me relaja y porque disfruto un montón.
- Ya, pero son una ñoñería, son muy cursis y además, el amor no es así.
- Puede. Pero a mi me gusta sentirme parte de ella, pensar que en algún lugar estos personajes existen realmente. Y además, así me olvido de ti.
- ¿De mi?
- Si, de ti.
- ¿Por qué dices eso?
- Porque tu vives mirando al pasado y ya no sé que quieres de mi. Me gustaría esperarte, quedarme a tu lado, vivir tu vida como si fuese la mia, pero tu no quieres y yo no puedo seguir castigándome a mi mismo por unos días de ternuras y caricias.
Abre mucho los ojos y se separa un poco de mi. Parece pensar, espero atento su reacción.
- Yo nunca te prometí nada.
- Ni yo te lo pedí. Aún así jugaste conmigo y luego me desechaste, sin ninguna explicación.
- Es que sólo fue una tontería, hicimos el tonto...
- Tal vez para ti... Te estoy ayudando y no me quejo, así que déjame escapar en mis historias, que ellas por lo menos no me abandonan...
La pregunta me coge desprevenido, estaba enfrascado en el partido y casi no la sentí echarse a mi lado.
- ¿Por qué qué?
Sigo sin despegar los ojos, atento a cada movimiento del balón, a cada tiro, a cada canasta... hasta que con enfado infantil me restriegas por la cara un sinfin de folios escritos a mano.
- ¿Qué por qué escribes esto?
Cogo los folios y los hojeo, en seguida reconozco la letra, es mia, por supuesto y los folios son retazos de una historia, de esas de chico conoce a chica, se enamoran y acaban viviendo felices.
- ¿Qué por qué lo escribo?
- Eso es, ¿por qué?
- Pues porque me relaja y porque disfruto un montón.
- Ya, pero son una ñoñería, son muy cursis y además, el amor no es así.
- Puede. Pero a mi me gusta sentirme parte de ella, pensar que en algún lugar estos personajes existen realmente. Y además, así me olvido de ti.
- ¿De mi?
- Si, de ti.
- ¿Por qué dices eso?
- Porque tu vives mirando al pasado y ya no sé que quieres de mi. Me gustaría esperarte, quedarme a tu lado, vivir tu vida como si fuese la mia, pero tu no quieres y yo no puedo seguir castigándome a mi mismo por unos días de ternuras y caricias.
Abre mucho los ojos y se separa un poco de mi. Parece pensar, espero atento su reacción.
- Yo nunca te prometí nada.
- Ni yo te lo pedí. Aún así jugaste conmigo y luego me desechaste, sin ninguna explicación.
- Es que sólo fue una tontería, hicimos el tonto...
- Tal vez para ti... Te estoy ayudando y no me quejo, así que déjame escapar en mis historias, que ellas por lo menos no me abandonan...