AHÍ QUEDA ESO....

Una islita de las cosas que nunca se dirán...

Nombre:
Lugar: Asturias, Spain

jueves, enero 25, 2007

¿Tendría derecho?

Salió al portal, deseando que el aire fresco de la mañana lo despejara. Necesitaba pensar y echó a caminar por la acera.
A los dos pasos, se maldijo en voz baja, como había estado haciendo desde que abandonó la casa.

No sabía cómo había empezado, pero estaba seguro de que había metido la pata, de que había jugado con fuego y se había quemado...

No comprendía en qué momento la noche se torció, sólo recuperó la lucidez, cuando sintió su voz, entre anhelante y triste, en su oído: "¿Qué estamos haciendo?"

Hasta ese momento, las risas, los abrazos y el cariño habían echo el resto...

Recordaba vagamente un intento desesperado por separarse de ella, pero no fue posible, ningún músculo respondió, sólo los labios que se morían de ganas por rozarse...

Levantó la vista al cielo, cerró los ojos y respiró lentamente...
Escuchaba el sonido de su corazón junto a su pecho, notaba sus manos en la piel, se estremecía pensando en los cuerpos unidos en la oscuridad.

Se preguntó si tendría derecho, derecho a remover su mundo, derecho a perder la amistad... y tan sólo... porque en la ruleta de la mala suerte, un beso se escapó por la puerta de atrás...

sábado, enero 20, 2007

Lo que no debió pasar....

Quiso ese duende travieso, que muchos llaman destino, que esa noche acabaras entre mis brazos...

¿Quién empezó?
¿Quién se dejó llevar?
¿Quién continuó?
¿Quién intentó parar?

Son preguntas que aún hoy, con las neuronas envueltas en la neblina del alcohol, aún no soy capaz de contestar...

Tal vez fue mi corazón, cansado de vagabuendaear el que intentó esconderse entre tu piel,
tal vez fue ese destino que dirige a los otros,
tal vez fueron tus caricias y tus lindos ojos color miel,
tal vez fueron las estrellas conjuradas contra nosotros...

¿Y ahora?
Ahora esperar que la marca no sea profunda,
ahora a intentar no soñar contigo,
dar las gracias al rayo de cordura,
que dejó que el beso se perdiera en el limbo...

domingo, enero 14, 2007

Chinchinchinrin

Perdido entre la magia y la ilusión del pasado,
Subido al tiovivo de los sueños y las risas,
Donde no hay pedazos de sueños por el suelo,
Ni líos de faldas, ni preocupaciones por un beso.

En aquel lugar de cuyo nombre no quiero acordarme,
Con un poco azúcar y la escobilla del deshollinador al hombro,
Caminando con un hombre con una pata de palo llamada Smith a un lado
Y saltando con un hombre-orquesta al otro.

Tomando el té en el techo del salón,
Degustando un helado servido por pingüinos,
Corriendo a la caza del zorro,
Compitiendo entre caballos de tiovivo.

Así me perdí, en el cuadro pintado con tizas en la acera del parque,
Aprendiendo a reír a tu lado,
Intentando pronunciar una palabra que suena rara y engorrosa,
Recordando el supercalifragilisticoespialidoso.

Hasta que desperté a la realidad,
Con el sonido del cañonazo del señor Bitácora en el oído
Y la voz del almirante Boom atronando el silencio,
Buscando tú presencia a mi lado,
Intentando coger con las uñas el sueño que se escapaba...

domingo, enero 07, 2007

La caracola

Para Isthar que así lo pidió: “Una historia que empiece diciendo: "Nunca pensé que las caracolas de mar pudieran acortar distancias" :)”

"Nunca pensé que las caracolas de mar pudieran acortar distancias"

La niña lo miró sorprendida, sólo le había enseñado la caracola que estaba en el salón y su tío al cogerla se había quedado embobado mirando para ella…
Siempre había sentido curiosidad por saber qué tenia de especial aquel extraño caracol que su tío conservaba.

- ¿Qué te pasa tito?
- Nada cielo, sólo recordaba.


Depositó un beso en sus labios y se marchó. No giró la cabeza ni un momento y él sólo pudo contemplar su larga melena perderse entre las sombras del mar.
Se quedó de pie un tiempo interminable sosteniendo la caracola que ella había depositado en sus manos a modo de regalo de despedida…


- Tito, tito… ¿Me estás escuchando?
- Perdona… ¿qué me decías?
- Qué para qué sirve este caracol.
- No es un caracol pequeña, se llama caracola y sirve para oír el mar…


Diciendo esto, le acercó la caracola a la oreja y los ojos de la niña brillaron de felicidad…
- ¡Qué bonito!

Pero la sonrisa se borró rápidamente y su tío lo advirtió…
- ¿Qué ocurre?
- ¿Cómo se va a oír el mar si está muy lejos?
- Sabes, además de para escuchar el mar esta caracola puede acortar las distancias…

Abrazados habían recorrido la playa, enamorándose en cada paso un poco más, respirando caricias y viviendo de besos.
“Cuando me eches de menos, llévatela a la oreja, escucharás el mar y te acordarás de mí…”


- ¡Ahm! Entonces te la regaló una chica, ¿a qué sí?
- Eso es…
- ¿Y dónde está? Me gustaría conocerla.
- Se fue… Al otro lado del mar…

- Vaya pena... ¿Y la echas de menos?
- Mucho... pero tengo la caracola y cuando quiero acordarme de ella me la llevo a la oreja y el sonido del mar me trae todos sus recuerdos...