AHÍ QUEDA ESO....

Una islita de las cosas que nunca se dirán...

Nombre:
Lugar: Asturias, Spain

sábado, junio 24, 2006

San Juan

Fue al noche más corta del año…

Para algunos, entre los que me incluyo, fue la más mágica y quizás, solo quizás, una de las más bonitas…

Justamente a la medianoche, una salva de fuegos artificiales, saludan la entrada del rey de las hadas que durante una noche deja abierta la puerta de su mundo para traer, a parte de diversión, algún que otro deseo. Tras el estruendo de los fuegos artificiales, en homenaje a esta peculiar ser mitológico, se quema una hoguera, que además de toneladas de cartón y papel, también lleva los papeles con los deseos de todo aquel o aquella que son lo bastante soñadores como para pedir uno…

Tú fuiste mi hada durante el tiempo que estuviste conmigo, pero por desgracia tuviste que volver a tu cuento de hadas mucho antes del amanecer. Pensé que no te encontraría sustituta en toda la noche pero me equivoqué…

Cuando la noche declinaba y los rayos del sol casi pugnaban por salir y cerrar la noche más corta del año, apareció… Falda blanca, camiseta roja, una mirada deslumbrante y a su paso un rastro de ojos…

Hacía tiempo que no la veía, pero seguía siendo espectacular, como siempre. La cara de niña coronaba un cuerpo de mujer, aquella sonrisa infantil traía loco a todo aquel que la mirase el tiempo suficiente…

Casi sin hablar brindamos por la noche,
Casi sin hablar bailamos hasta el amanecer,
Casi sin hablar los labios jugaron a juntarse,
Casi sin hablar la tibieza de su piel me arropó en la mañana…

domingo, junio 18, 2006

Decisión

"Venga vale, ¿entonces me llamarás?"

Entorna los ojos y ladea la cabeza, esperando una respuesta que tarda en llegar...

"¿No me vas a contestar?"

Se da la vuelta y niega con la cabeza, se vuelve y se enfrenta a sus ojos...

"Tal vez no sea buena idea... Yo..."
"¿Tienes novia? ¿Es por eso?"

Vuelve a darse la vuelta, vuelve a intentar ahuyentar los fantasmas de su cabeza... Se parecen demasiado... demasiado...

"No es eso... Pero, es que..."

Sonrie tímidamente, se acerca y le besa en la mejilla...

"Creo que sé lo que te pasa... En fin, quiero que sepas que estaré por aquí, por si cambias de idea..."

Se aleja agitando la mano, de vez en cuando aún se da la vuelta a verle... Y allí se queda, mordiéndose el labio inferior, sin saber si perseguir la cadena del fantasma que le agobia desde hace tiempo...
Opta por volverse con sus colegas...

sábado, junio 10, 2006

La espina duele...

Y me escondo debajo de la cama,
Acurrucado con las manos aferrando las rodillas
Con la cabeza gacha
y las lágrimas, recorriendo mis mejillas,
Gritando y gritando
Que pase ya el ruido,
Que el traqueteo del dolor se torne en melancolía...

Como el niño pequeño que en el fondo sigo siendo,
Caigo y me pierdo en mis miedos,
Asustado y aterrado ante tu cuerpo.

Me dejo mecer, hipando mis desgracias,
En las suaves caricias que tus brazos me dan
Pero sólo es simple fantasía
Pues enseguida el mecer se acaba,
La nube se va y la soledad se adueña de mi cama...

Siempre aposté que no te querría más,
Que no extrañaría tus ojos,
Que las noches en vela se acabarían…

Pero vuelvo a perder,
Y ya casi resignado me escondo de la esperanza,
Que me busca para hacerme caer,
Tomándome a chanza…

Ahora ya no pienso en ti,
Ahora las agujas del reloj ya corren sin mirar atrás,
Ya no importa la ropa o el perfume,
Sólo me queda sonreír con cara de idiota,
Mientras me abrazas y me dices que no te deje sola.

Sin embargo, como perro apaleado,
Con las orejas colgando
Y entre las piernas el rabo,
Me voy a mi guarida
Donde solo las estrellas y el amanecer
Contemplarán como me lamo las heridas…

lunes, junio 05, 2006

Un poco de teatro....

Este fin de semana, sábado y domingo, lo he pasado en Tolivia, un pequeño pueblo asturiano que organizaba su segundo mercado tradicional.
Muchas risas, mucho calor, mucha Belenos (Cerveza rubia que hacen en el pueblo) y mucho teatro...

Aquí os dejo mi actuación :D (Yo hacía de hombre jejeje!!)

Aparece un Hombre sentado en un banco de cara al sol, hojeando una revista… Entra en escena un Ciego que camina ayudándose de su bastón. Se dirige al banco donde se encuentra el Hombre.

C: Buenas tardes.
H: (sin levantar al vista de la revista) Buenas.
C: ¿Le importa qué me siente?
H: No, en absoluto.
C: (Sentándose) gracias.
H: No hay por qué darlas.

El Ciego se acomoda en el banco. El Hombre sigue sumergido en su revista.

C: Es por el sol, ¿sabe?
H: (Levantando la vista) ¿Perdón?
C: Digo que es por el sol…
H: No le entiendo…
C: Me gusta este banco por el sol. Ahora con el buen tiempo vengo casi siempre a este banco, me gusta ver a la gente pasear.
H: (Le mira sorprendido) Perdone… ¿Ha dicho usted qué le gusta ver pasear a la gente?
C: Eso es.
H: ¿Y cómo lo hace?

El Ciego gira la cabeza y le mira fijamente. El Hombre, un poco cohibido, por la mirada del Ciego intenta seguir la conversación…

H: Quiero decir… bueno… usted es ciego ¿no?
C: De nacimiento.
H: Entonces ¿a qué se refería con lo de ver a la gente pasear?
C: Quería decir qué sentado de cara al sol puedo percibir la claridad, lo que me da pie a imaginarme a la gente que pasea en un día como éste.
H: Comprendo…
C: Por ejemplo, ha usted le he visto más de una vez, sobretodo en las tardes de lluvia…
H: Pero…
C:(Sin hacerle caso) …apoyado contra el quiosquo de la música, con los ojos cerrados y escuchando el sonido de la lluvia al caer.
H: Pero, pero…
C: ¿Acaso va a decirme qué es mentira?
H: No… Iba a decirle que está usted ciego.
C: Ya lo sé, no hace falta qué me lo diga.
H: Entonces… ¿Cómo sabe qué era yo?
C: No sabría decirle…

El Hombre niega con la cabeza, mira de hito a hito al Ciego y vuelve a sumergirse en la revista…

C: ¿Sabe por qué en los países del norte no hace tanto sol?
H: (Niega con la cabeza)

Se produce un silencio entre ambos, mientras el Ciego le mira, finalmente insiste…

C: ¿Lo sabe?
H: Le he dicho… digo no, no lo sé.
C: Pues dígalo, ya sé que me ha contestado negando con la cabeza, pero yo no lo puedo ver todo. Debe recordar que estoy ciego.
H: (un poco azorado) Lo… lo siento…
C: No se preocupe… ¿De qué hablábamos?
H: Me preguntaba si sabía por qué en los países del norte no hace tanto sol…
C: Ah sí, ya recuerdo. No hace tanto sol, por qué allí trabajan mucho y déjeme decirle que yo creo que el trabajo es la muerte disfrazada, que nos controla durante toda la vida para que no nos escapemos de ella.
H: ¿Qué le hace pensar eso?
C: Que en un país tropical solo hace sol… No sé da cuenta, allí como no tienen trabajo, pues hala a tomar el sol todo el día.
H: (Asiente entre confundido e interesado) Buena teoría…
C: ¿Usted qué cree?
H: ¿Yo?… Bueno… No creo que el trabajo sea la muerte, más bien es un medio para sobrevivir…
C: Si, bueno eso quisiera verlo yo. (Se ríe)

El Hombre vuelve a sumergirse en la revista, meneando la cabeza en señal de desaprobación.
Mientras tanto, el Ciego busca en los bolsillos hasta que encuentra una cajetilla de tabaco, duda un instante, y al final opta por ofrecerle al Hombre.


C: ¿Quiere?
H: (Levantando los ojos de la revista) No, gracias.
C: ¿No fuma?
H: No…
C: ¿Ni siquiera en ocasiones especiales?
H: No…
C: Todos debíamos hacer como usted.
H: ¿A qué se refiere?
C: A lo de no fumar. Ahorraríamos mucho: ni porquería para el cuerpo, ni cáncer de pulmón y lo mejor de todo, ni un euro para los ladrones de las tabaqueras. (Tras una breve pausa) ¿Y cómo lo ha conseguido?
H: ¿El qué?
C: Pues que va a ser, no fumar.
H: Mi hermano es fumador… Y tiene una tos que… bueno… que me pone los pelos de punta… Así que el tabaco cuanto más lejos mejor.
C: Le conozco de vista.
H: ¿Quéeeee? (Mira al ciego sorprendido)
C: Digo que conozco a su hermano de vista y qué tiene razón, muy mala tos…
H: Pero, pero… si usted es…
C: ciego. Ya lo sé, creo habérselo dicho antes.

El Ciego saca tranquilamente un cigarrillo de la cajetilla, se lo lleva a los labios y busca un mechero en otro bolsillo; mientras tanto el Hombre no da crédito a lo que ve.

H: ¿Se lo enciendo?
C: No hace falta, quédese tranquilo.
H: Pero, ¿cómo va a encenderlo?

El Ciego suspira…

C: Pues verá es muy fácil. Se coloca el cigarrillo en los labios como lo pongo ahora. ¿Ve? Bien. Ahora saco el encendedor del bolsillo. ¿Me sigue? Pues ahora prendo el encendedor y lo acerco a la punta del cigarrillo hasta que se quema un poco, entonces, aspiro un poco y… cigarrillo prendido.

El Hombre se frota los ojos y mira al Ciego entre asustado y alucinado…

H: Pero…
C: ¿Tiene alguna duda?
H: Usted no ve.
C: Eso me dijo la guardia civil cuando me paró conduciendo.
H: Queeee??

El Ciego se ríe con ganas. Da una calada al cigarrillo.

C: No se asuste, que es broma.

Le palmea el hombro mientras sonríe…

H: La verdad es que usted no parece ciego…
C: ¿Quién lo diría ¿eh?
H: Nunca lo hubiese imaginado.
C: Le cuento un secreto.
H: (Interesado) Cuénteme.
C: El señor cura me está ayudando con oraciones y la señora Mari…
H: ¿La bruja?
C: ¿Cómo dice?
H: Quiero decir… ¿la echadora de cartas?
C: Ella misma… Me vende un ungüento que me va a pedir de boca.

El Hombre sigue mirándo atónitamente al Ciego. Está a punto de decir algo, cuando el Ciego se mira la muñeca izquierda, tira el cigarrillo contra el suelo y se levanta…

C: Discúlpeme pero se me hace tarde. Nos veremos en otra ocasión.
H: Claro, nos vemos.

El Ciego se aleja agitando la mano en señal de despedida. El Hombre se queda sentado agitando la mano, después de unos segundos coge la revista, se levanta y se va en dirección contraria.