El príncipe (II)
En aquel momento, no sabía de qué me hablaba… Ahora por desgracia ya lo sé…
¡Sírva más cerveza!
Hace unos meses, mi padre me dijo que había una joven princesa casadera, me dijo que era hermosa y que se complacía de recibir a los jóvenes más valientes…
Todos en la taberna pensaron: “Esa es nuestra bella princesa”
Pero mi padre me había mentido… Vivía en un castillo de cristal, sus ojos eran dos estrellas mandadas por los dioses para coronar su bello rostro y hasta sus dorados rizos parecían rayos del mismísimo sol…
Mi padre debió avisarme…
En ese instante todos piensan en ella… La verdad es que el joven príncipe la ha descrito muy bien, esa es la primera impresión que se llevaba cualquiera que la viese por primera vez…
Cuando hoy desmonté delante de su palacio y ella salió a recibirme, cuando clavó sus ojos en los míos…
Los lugareños no daban crédito: “Lo ha mirado, lo ha mirado” Todos sabían lo que eso significaba, aunque tal vez, el príncipe no lo supiese, ¿qué por qué no? Hombre, porque estar tirado encima de una barra, bebiendo cerveza no es lo que se hace en estos casos…
Nunca había temblado ante nadie, ni ante la ciudad más amurallada, ni ante el ejército más poderoso, ni ante el enemigo más terrible…
Pero ante ella… Las piernas parecían simples briznas de hierba en medio del viento… El corazón se disparó desbocado con una estampida de ganado…
Y yo huí… Sí, huí… Como un perro apaleado, con un enemigo derrotado, como un joven humillado…
Todos se miraban incrédulos… ¿Qué si es idiota? No lo sé, es un príncipe… Ya, ¿pero…? Les repito que es un príncipe, tiene derecho a ser lo que quiera…
Me escondí aquí, temblando como una hoja… Muerto de miedo, sin saber qué me pasa… Con un cosquilleo en la boca del estómago… Viendo sus ojos en cada esquina, admirando sus rizos en cada rincón, pensando en sus labios… anhelando un roce de los labios… emborrachándome de amor y de cerveza…
Levantó la cabeza extrañado, como para hablar con el cielo...
¿Amor? ¿Ha salido esa palabra de mis labios? ¡Pobre de mí! ¿No es el amor una palabra reservaba para los cuentos de hadas?
La pausa fue más larga de lo habitual… Parecía que la historia había terminado y que tocaba volver a casa…
Ahora ya sé que los cuentos eran cuentos, que nada es fácil y menos esto del amor… Tal vez me ponga la cota de malla, coja el escudo y la espada y salga a por ella…
Alguien entre los lugareños, y no, no fui yo, susurró: “Nunca conquistarás el corazón de una mujer con el filo de tu espada…”
El joven príncipe se quedó pensativo, con una mano en la cota de malla… Tras unos segundos, abandonó su lugar y salió por la puerta…
En la esquina quedó la espada, el escudo y la cota de malla…
Nadie salió tras él… Sólo yo le seguí unos pasos… La noche era fría, a pesar de que la nieve hacia tiempo que se había retirado a las partes más altas de las montañas, por eso pude ver que se alejaba hablando consigo mismo, por el vapor que salía de su boca…
Nunca nadie volvió a verlo por el reino… Algunos dicen que murió en una guerra lejana, otros que murió en la barra de un bar con una cerveza en la mano…
Muchos piensan que se enamoró de otra y vive feliz… Unos pocos creen que consiguió enamorar a su princesa…
Que queréis que os diga, a mi me gusta pensar que la consiguió enamorar…
Aquí lo tenéis tal como prometí, para que no os quedeis con la intriga :D
¡Sírva más cerveza!
Hace unos meses, mi padre me dijo que había una joven princesa casadera, me dijo que era hermosa y que se complacía de recibir a los jóvenes más valientes…
Todos en la taberna pensaron: “Esa es nuestra bella princesa”
Pero mi padre me había mentido… Vivía en un castillo de cristal, sus ojos eran dos estrellas mandadas por los dioses para coronar su bello rostro y hasta sus dorados rizos parecían rayos del mismísimo sol…
Mi padre debió avisarme…
En ese instante todos piensan en ella… La verdad es que el joven príncipe la ha descrito muy bien, esa es la primera impresión que se llevaba cualquiera que la viese por primera vez…
Cuando hoy desmonté delante de su palacio y ella salió a recibirme, cuando clavó sus ojos en los míos…
Los lugareños no daban crédito: “Lo ha mirado, lo ha mirado” Todos sabían lo que eso significaba, aunque tal vez, el príncipe no lo supiese, ¿qué por qué no? Hombre, porque estar tirado encima de una barra, bebiendo cerveza no es lo que se hace en estos casos…
Nunca había temblado ante nadie, ni ante la ciudad más amurallada, ni ante el ejército más poderoso, ni ante el enemigo más terrible…
Pero ante ella… Las piernas parecían simples briznas de hierba en medio del viento… El corazón se disparó desbocado con una estampida de ganado…
Y yo huí… Sí, huí… Como un perro apaleado, con un enemigo derrotado, como un joven humillado…
Todos se miraban incrédulos… ¿Qué si es idiota? No lo sé, es un príncipe… Ya, ¿pero…? Les repito que es un príncipe, tiene derecho a ser lo que quiera…
Me escondí aquí, temblando como una hoja… Muerto de miedo, sin saber qué me pasa… Con un cosquilleo en la boca del estómago… Viendo sus ojos en cada esquina, admirando sus rizos en cada rincón, pensando en sus labios… anhelando un roce de los labios… emborrachándome de amor y de cerveza…
Levantó la cabeza extrañado, como para hablar con el cielo...
¿Amor? ¿Ha salido esa palabra de mis labios? ¡Pobre de mí! ¿No es el amor una palabra reservaba para los cuentos de hadas?
La pausa fue más larga de lo habitual… Parecía que la historia había terminado y que tocaba volver a casa…
Ahora ya sé que los cuentos eran cuentos, que nada es fácil y menos esto del amor… Tal vez me ponga la cota de malla, coja el escudo y la espada y salga a por ella…
Alguien entre los lugareños, y no, no fui yo, susurró: “Nunca conquistarás el corazón de una mujer con el filo de tu espada…”
El joven príncipe se quedó pensativo, con una mano en la cota de malla… Tras unos segundos, abandonó su lugar y salió por la puerta…
En la esquina quedó la espada, el escudo y la cota de malla…
Nadie salió tras él… Sólo yo le seguí unos pasos… La noche era fría, a pesar de que la nieve hacia tiempo que se había retirado a las partes más altas de las montañas, por eso pude ver que se alejaba hablando consigo mismo, por el vapor que salía de su boca…
Nunca nadie volvió a verlo por el reino… Algunos dicen que murió en una guerra lejana, otros que murió en la barra de un bar con una cerveza en la mano…
Muchos piensan que se enamoró de otra y vive feliz… Unos pocos creen que consiguió enamorar a su princesa…
Que queréis que os diga, a mi me gusta pensar que la consiguió enamorar…
Aquí lo tenéis tal como prometí, para que no os quedeis con la intriga :D
8 Comments:
ays!! a mi también me gusta pensar que la conquistó completita y ahora ambos han roto los cristales de ese castillo...
bella historia querido amigo:)
besos!!
Murió en una guerra lejana al decidir que regresaba convencido de poder conquistarla.
Es mi final ;-)
Mmmmm yo creo que volvió a la taberna a por la espada, el escudo y la cota de malla. Al día siguiente se hizo con un buen rocino, se fue hacia tierras germanas y, una vez allá lejotes, se pillo la mayor moña a base de zumo de cebada en la gran fiesta de la cerveza alemana.
BESOS
Mmmmm yo creo que volvió a la taberna a por la espada, el escudo y la cota de malla. Al día siguiente se hizo con un buen rocino, se fue hacia tierras germanas y, una vez allá lejotes, se pillo la mayor moña a base de zumo de cebada en la gran fiesta de la cerveza alemana.
BESOS
Ya era hora la segunda parte eh?
Me gusto...espero pensar que la conquistó del todo. Es más lindo asi.
besos
El Amor lo acampaña allá donde vaya...si lo encontró ya vive en él
Pues creo que te toca buscar al príncipe para decirnos cual ha sido su destino final, aunque eso es lo de menos,seguro que se la enamoró y se les ve en el cielo casi hasta el amancer.
Un abrazo y lo que te dije sobre escribir el libro iba en serio!!!
me gusta el final abierto...ese que me deja imaginar los pasos del principe... quizas un dia te cuente mi final... besitos niño!!
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