La niña de barro

Crecimos juntos; llenándonos de barro, jugando al fútbol, participando en peleas entre amigos. Siempre fuiste la peor; si yo llegaba de barro hasta las muñecas, tu tenías que llegar manchada hasta los codos; si yo llegaba negro, tu parecías una sombra.
Compartí muchas tardes contigo en el parque, jugando al escondite, a la guerra de corchos y a todos esos juegos de crios pequeños. Contigo empecé a jugar a eso que los mayores llamaban amor, contigo comprendí lo que era echar de menos a una persona y compartimos nuestros primeros "besos de portal".
Ha pasado mucho tiempo, y hoy nos hemos vuelto a encontrar en una esquina cualquiera, te has convertido en una mujer impresionante, preciosa que tiene muy claro lo que quiere y a quien quiere. En cambio yo, sigo dando tumbos por la vida, tomando conciencia de mi alrededor cuando los hielos golpean el fondo de mi vaso.
Me miras y sonries, mientras te cuento como llevo la universidad; decides por un momento soltarte de tu guardaespaldas y em abrazas, susurrandome al oído que quieres volver a ser una niña; te miro sorprendido "¿acaso no lo sigues siendo?" Simplemente has cambiado tu chandal por una minifalda y una camiseta de tirantes, has cambiado el barro de la cara, por maquillaje, y has cambiado mis besos por los de otro.
Con un beso te despides, espero volver a verte en cualquier otro rincón, no te preocupes mientras tenga un sueño al que agarrarme estaré por aqui, echandome de menos a esa niña llena de barro que me aprendió a ser feliz y esperándo a otra niña llena de barro que me recuerde lo que es ser feliz...

Un Quijote

"¿Qué puedes perder?" "Nada" "Entonces, adelante; al menos inténtalo"
Lentamente me subo a mi Rocinante de sueños, coloco en ristre mi lanza hecha de amor y cariño y me cubro con mi adarga de simpatía.
Espoleo, sin mucha coinvicción, a mi flaco rocín y me dirigo, perdiendo valor a cada paso, haci ala morena que baila en el centro de la pista....
"Perdona preciosa, ¿te atreves a dar una vuelta en mi rocín de los sueños?"
La negativa es rotunda; así que sintiéndome más apaleado que el mismísimo Don Quijote al enfrentarse a los gigantes, me vuelvo a casa, deseando que mi corcel de los sueños me ponga en el sendero que recorren tus pies...

¿Demasiado tarde?

¿Es demasiado tarde?
Para volver a disfrutar de latarde, para dejar a la noche olvidada en un rincón, para volver a pasear por los sitios que nos hicieron sentir invulnerables, para recordar el portal donde descubrí el amor.
Tal vez estemos viejos y cansados de soñar; tal vez ya solo nos quede el consuelo de una barra de bar; sin embargo, de vez en cuando, aún nos atrevemos a recordar...
¿Es demasiado tarde?
Para recordar tus caricias, para soñar que me amas, para beber de tus labios, para robarte el corazón aunque tu se lo hayas entregado a otro...
¿Es demasiado tarde?
Pues me da igual, aquí voy a seguir dando guerra, retando a la noche y a las estrellas, bebiendo y riendo con cada colega, viviendo en un gran sueño que nadie me puede quitar y por el que vale la pena luchar...

Un cambio

¡Cambio parte de mi vida, por volver a pasar una noche junto a ti!
Una noche sin preguntas, sin mentiras, sin compromiso... Simplemente una noche de risas, de bailes y abrazos.
No necesitaste conocer nada de mi, te bastó con saber que necesitaba compañía; lo mismo me ocurrió a mi. hoy sin embargo, desearía volver a encontrarte para que me cuentes todo sobre tí.
Camino por la calle y me sorprendo recordando tu mirada azul; no necesito más para que una sonrisa soñadora se me dibuje en el rostro...
Tal vez seas tu la chica que me devuelva las ganas de soñar...

Delirius

Se ve inmenso, imponente en la oscuridad, dispuesto a devorar a todo aquel que ronde cerca. Testigo mudo de amores de una noche, de encuentros casuales, de arrebatos de amor y ternura...
Al contemplarlo de pequeño, soñaba que lo navegaría, armado con espada, pistola y bandera negra; que sería el primero en recorrerlos todos, que serían mi patria...
Ahora, cada vez que me sumergo en él, ya sea ebrio o sobrio, en invierno o en verano, recupero una pequeña parte de ese sueño infantil, que aunque me pese, he empezado a apartar...
¿Merecerá la pena dejarlo aparte? No lo creo, aún así sigo adelante, enfundando la pistola, envainando la espada y escondiendo en la parte más oscura de mi baúl, la bandera negra...