AHÍ QUEDA ESO....

Una islita de las cosas que nunca se dirán...

Nombre:
Lugar: Asturias, Spain

sábado, junio 16, 2007

Un cuento

Me sabe mal, tener que dejaros escuetos comentarios y en muchos casos, ni tan siquiera tengo tiempo para ello, así que me he metido de cabeza en el baúl de los papeles viejos y arrugados y he encontrado esto...
Lo escribí como regalo de cumpleaños, porque no se me ocurría que comprarle a la chica en cuestión, a ella le encantó, así que ahora como pequeño obsequio para ustedes, aquí os lo dejo...

Érase una vez que se era, en un país a la vuelta de la esquina, vivían un apuesto Rey y una hermosa Reina, en un inmenso y magnífico castillo.
Eran unos monarcas modelo y todos sus súbditos los adoraban; sin embargo, nunca la felicidad es completa, y a aquellos reyes les faltaba algo para que su dicha fuera completa: un hijo.
Mientras el Rey quería un niño para que le sucediera en el trono, la Reina prefería una niña y, por esa razón, ambos solían discutir cariñosamente. Pero, a pesar de las ganas, los días seguían pasando y ninguna cigüeña pasaba por el castillo, hasta que un día…
Una mañana el deseo de los Reyes se hizo realidad: una pequeña niña llegó a su vida.

Aquella mañana de principios de Abril, el castillo se despertó envuelto en un ajetreo nada común, todo eran prisas y nerviosismo. El Rey de pie, en el salón del trono daba órdenes y más órdenes. Primero a los mensajeros para que anunciaran la noticia, después a los cocineros para que prepararan el banquete y por último, a todos los mayordomos y damas de compañía para que engalanaran todo el castillo.
Nada más amanecer, una salva de fuegos artificiales lanzados desde la torre más alta del castillo, anunció a todo el reino la feliz noticia. Todos los súbditos, que deseaban una heredera tanto o más que los propios Reyes, estallaron de alegría; todo era risas y abrazos, incluso lágrimas de felicidad.

El Rey no perdió el tiempo, y antes de que el sol estuviera en lo más alto del cielo, ya cada habitante del reino tenía una invitación para el banquete que se celebraría aquella noche en el castillo y en el que todo el mundo podría contemplar a la recién nacida.
El resto de aquel maravilloso día, el reino quedó envuelto en una atmósfera muy rara: mezcla de excitación y nerviosismo, sazonada con una enorme felicidad. Y así lo encontraron los invitados de los reinos vecinos que empezaban a llegar para el banquete de la noche.
Y como ocurre la mayoría de las veces, el momento esperado llegó. Al final de aquel día, que para muchos había sido eterno, el sol decidió que ya era hora de irse a la cama, así que sin más aviso que un precioso atardecer, dejó su sitio en el cielo a su hermana la luna y sus sobrinas las estrellas.
En aquel momento, todos los súbditos se dirigieron al castillo, y fueron recibidos, uno a uno, por el Rey, que no cabía en sí mismo de felicidad y alegría.
Cuando todos los invitados hubieron tomado asiento; el Rey se levantó, extendió los brazos y comenzó a hablar. Su voz estaba henchida de felicidad y orgullo.

“Amigos míos: reyes, príncipes, y mis queridos súbditos, a todos vosotros os doy la bienvenida a mi humilde castillo.
No voy a hablaros como un rey, sino y si me lo permiten, les hablaré desde la familiaridad, con afecto y cariño, como padre que ahora soy.
Fueron meses duros, esperando esa bendición que tanto anhelaba, pero finalmente, el cielo me la concedió y esta madrugada, nos bendijo a mí y a mi querida esposa con una preciosa niña, a la que llamaremos Náyade, en honor a la madre de mi esposa.
Podrán contemplar a la princesa en unos instantes, pero antes, sólo quiero pedirles un favor, mantengan el silencio, pues a fin de cuentas se trata tan solo de un bebé.
Ahora sólo me queda desearles que pasen una feliz velada y que disfruten de este maravilloso día.”


Tras estas palabras, el Rey se sentó y todo el salón estalló en un fuerte aplauso y en numerosos vítores:
“¡Viva el Rey! ¡Viva la Reina! ¡Viva la pequeña princesa Náyade!”
Sin embargo, cuando la puerta del gran salón se abrió y un mayordomo anunció que se acercaba la Reina, la sala entera enmudeció como por arte de magia.
La Reina, con una sonrisa de felicidad tatuada en la cara, se dirigió hacia el lugar que ocupaba su marido, con la pequeña princesa en los brazos, a la cual depositó en una cuna, de oro y piedras preciosas.
A continuación y poco a poco, todos los invitados desfilaron por delante de la cuna, musitando bendiciones y deseos para la pequeña princesa, que los observaba con ojillos curiosos desde su cuna.
La pequeña princesa aguantó sin llorar hasta que el último invitado hubo pasado por delante de su cuna, después, ya cansada de tanta cara desconocida, empezó a sollozar. La Reina la cogió en brazos y musitándole una nana al oído se la llevó a sus aposentos.
En el salón, la marcha de la Reina dio paso a la fiesta, la música empezó a sonar y los mayordomos empezaron a servir el banquete.
El Rey aguantó como buen anfitrión hasta que todo el mundo acabó de cenar; después se excusó y siguió el camino que horas antes usase su mujer. Antes de irse, agradeció a todos los reyes vecinos su presencia y sus muestras de amistad.

Cuando el Rey llegó a su dormitorio, una anciana envuelta en una vieja capa color azul se encontraba esperándolo al pie de la puerta.
A pesar de la capa, el Rey reconoció la figura familiar de Hilda, la curandera del reino. Aunque muchos lo desconocían, Hilda pertenecía a una familia muy antigua de magos, por lo que ella también era una de ellos, o sea, una bruja, pero de las buenas.
- ¿Lleváis mucho esperando?
- No, señor, acabo de llegar.
- No hace falta que guardes las formas conmigo, mi querida Hilda.


Rey y curandera se abrazaron. En los años de juventud del Rey, Hilda había curado en muchísimas ocasiones las heridas de aquel joven alocado que años más tarde sería el rey; y con el paso de los años, entre ambos se había forjado una especie de veneración mutua.
- Pasa, Hilda. ¿Aún no has visto a la pequeña?
- No, su madre la estaba durmiendo y no quise molestarlas.
- Sígueme.
El Rey empujó las puertas y entró en la habitación acompañado por la anciana.
La Reina levantó la cabeza y se incorporó un poco en la cama, junto a ella, descansaba la pequeña princesa.
- Buenas noches, majestad.
- Buenas noches Hilda.
- Buenas noches querida.

El Rey se acercó a su esposa y la besó en la mejilla, después se inclinó sobre su hija, la besó en la frente y le habló al oído.
“Mira Nayi, esa señora cuidará de ti. Se llama Hilda y será tu madrina. Ella te protegerá siempre que lo necesites y que nosotros no podamos.”

La anciana con el rostro emocionado, se acercó hacia la pequeña.
“Eres adorable mi pequeña. Hoy cómo madrina tuya que soy, voy a darte mi primer regalo.”

De entre los pliegos de la capa, la anciana sacó una pequeña botellita que contenía un líquido de color morado, la abrió y echó unas gotas sobre la frente de la pequeña.
“Este filtro te ayudará a crecer sana y fuerte, pero no sólo eso, sino que es algo mucho más especial.
Este filtro te dará una belleza y una inteligencia sin igual, tan grandes serán estos dones, que ningún mortal habrá visto jamás algo semejante.”


Nada más concluir estas palabras, de la frente de la pequeña salió una nubecita de color lila. Los reyes, abrazados, contemplaban con orgullo la escena, sin embargo, al ver el semblante de la anciana, se estremecieron.
Hilda había dejado caer la botellita, que se había desecho en mil pedazos contra el suelo. Fue incapaz de hablar durante unos instantes, pero al fin, suspiró aliviada.
- ¿Qué ha pasado Hilda?

La Reina estaba nerviosa, no se esperaba una reacción así de la anciana.
- Nada, no te preocupes, sólo que creo que me he pasado con las rodajitas de piedra de la verdad.
- ¿Y eso qué significa?
- Que la princesa será muy, muy sincera. Será incapaz de mentir y dirá siempre lo que le pase por la cabeza.


Los reyes la miraron horrorizados, no se imaginaban cómo sería la vida de la princesa con semejante hechizo.
- No os preocupéis, todo se arreglará cuando se enamore y reciba el primer beso de amor verdadero. En ese momento, el poder del filtro dejará de tener efecto sobre ella.

La anciana se inclinó y se dirigió a la puerta. Antes de irse echó una rápida mirada a la pequeña princesa y le deseo toda la felicidad del mundo, después desapareció.
Los reyes se abrazaron en silencio, la Reina aún nerviosa, sollozaba sobre el hombro de su marido que intentaba calmarla sin conseguirlo.
- No llores cariño, de todas maneras no es nada grave.
- Ya pero…
- No te preocupes, Hilda nunca pondría en peligro a nuestra pequeña.
- Lo sé, pero aún así, ¿cómo será su vida?
- Tranquilízate, eso lo veremos en los próximos años, ¿no te parece?
- Sí… tienes razón.


Se besaron repetidas veces; el día había sido agotador y poco a poco ambos lo fueron notando. El sueño los alcanzó, dejándolos dormidos y abrazados al lado de su pequeña niña.

Continuará....

10 Comments:

Blogger *Angulin* said...

Ya estoy esperando la continuación ;)

22:34  
Blogger Xenia said...

Hoolaa como estas??

Espero la continuacion pronto!! Algo me dice que esa sinceridad absoluta se pondra a prueba!!

Saludoss,
Xenia

00:43  
Anonymous Anónimo said...

ains niño, ya no recordaba como echaba de menos tus cuestos... a ver si me pongo al dia!!
muchisima suerte en los examenes y muchos besitos!!

01:25  
Blogger sopi/magyca said...

ya te echabamos de menos y ya nos tienes otra vez pidiendo mas... millones de besitos.

22:47  
Blogger rAnita nOe said...

hOla!
espero que termines bien todos los exámenes y que puedas escribirnos algo antes de irte de campamento.
besos

00:23  
Blogger vianney said...

siempre nos haces lo mismo nos dejas en el momento mas emocionantee... mm ya quiero seguir leyendoo quiero saber q pasa con alguien tan sincerooo!!! un besooo!!

22:48  
Blogger Achi said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

20:33  
Blogger Achi said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

20:34  
Blogger Achi said...

Sí que es espabilada la princesita sí, porque los recien nacidos nacen con una miopía de caballo.

¿UNA PRINCESA QUE PECA DE HONESTIDAD? POR DIOS, PUBLICA LA SIGUIENTE PARTE "NÁYADE, LA PRINCESA-HOUSE MÁS MACARRA DEL REINO".

;P UN BESAZO!!!!

20:35  
Blogger cieloazzul said...

huysss!!!
un cuento de princesas!!!
que bello Varo... espero la continuación:)
Mil besos!!!

20:16  

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