Ladrón...

No seas así… Podrías darme un beso…

No, ni hablar… Tendrás que robármelo

¿Robártelo?

Sí, pero ten en cuenta que no me voy a dejar fácilmente.

De acuerdo, pero no vale pellizcar, ni tirar de los pelos, ni mojar, ni pegar patadas, ni morder, ni nada parecido.

¡Vaya aburrido! Así no va a ser divertido… Eres un soso.

La última vez que peleamos… llegué a casa con un brazo morado a mordiscos.

Es verdad, pero también te llevaste unos cuantos besos…

No sé si serían suficientes…

Descubre en sus ojos la broma, no hablaba en serio y ella lo sabe. Nunca había jugado a querer con nadie, pero con él todo era distinto…

¿Y qué? ¿Te decides?

Estoy preparando la estrategia de ataque…

Pues como tardes mucho, lo mismo le pido a otro que me robe un beso…

No habla en serio, lo sabe con solo mirarla a la cara, esa cara de niña buena que esconde una sonrisa traviesa…

Pocas veces recuerdan cuándo empezó todo, cuándo los labios se asaltaron por primera vez, cuando las manos firmaron la paz y descansaron sobre las curvas de sus cuerpos…

Él se mueve rápidamente, ella enseguida levanta los puños en señal de advertencia, él se para, se miran, se estudian, hasta que ella rompe a reír, siempre igual, siempre ella cede primero, él vuelve a moverse, esta vez a ella no le da tiempo…
Siente los brazos de él sobre su cintura, se revuelve decidida a vender cara su derrota, pero al volverse se encuentra con sus ojos… unos ojos que la obligan a rendirse…
…y en ese momento…
… él le robó el beso…