Historia IV
El último trocito que tengo.... No sé me ocurre anda más, tal vez sea falta de ganas o de inspiración o ir vosotros a saber...
Enfin, que si saco fuerzas para algo más lo colgaré, aún así si alguno de vosotros se atreve a seguirla, se lo agradeceré jejeje!!!
“Nada, se acabaron las preocupaciones.”
“¿Seguro? Si te sientes mejor, no me importa escucharte.”
“Nada de eso. Me senté aquí con el propósito de conocerte, así que…”
Nati bajó la mirada y sonrió.
“Carnet de identidad”
“¿Qué?”
Sus ojos verdes me miraron sin entender. Al ver su carita de desconcierto, no pude evitar reírme.
“¿Qué pasa? ¿Por qué quieres mi carnet?”
“No quiero tu carnet; así llamamos a las primeras preguntas que les hacemos a las chicas.”
Soltó un suspiro de alivio, había comprendido el juego y quería participar.
“Adelante, pregunta.”
“Nombre, edad, lugar de residencia, estudios o trabajo y estado civil. Esta última referencia es fundamental para mi.”
“Soy Natalia, tengo 20 años recién cumplidos, vivo en Valencia, aunque estudio en Gijón, estoy en el último año de enfermería y estoy soltera y sin novio a la vista; aunque esta situación podría cambiar en unas horas, así que date prisa.”
Tras contestarme, me guiñó un ojo. Casi consigue que me atragante con la bebida. Cuando conseguí dejar de estar rojo y el aire volvió a llegar con facilidad a mis pulmones, volví a preguntar.
”¿Vives en Gijón desde hace mucho?”
“Ya llevo tres añitos allí.”
“Vaya, nunca te había visto.”
“Sinceramente durante el año, salía poco por culpa de estudiar. Y en vacaciones me iba a Valencia a ver a mi novio… Bueno… a mi ex.”
“¿Qué pasó?”
“Que al señorito no le bastaba con una para las vacaciones, sino que necesitaba a otra para el resto del año. Este año, por Semana Santa, no me fui, porque estaba preparando asignaturas, y me llamó una chica contándomelo todo. Que se acababa de enterar por otro lado de que él tenía novia y que se sentía muy mal.”
“¿Y cómo te lo tomaste?”
Nati sonrió con la mirada perdida en algún punto del cielo…
“Me sorprendí a mi misma diciéndole que no me importaba, que para mí él había muerto. Así que este verano no tenía nada a lo que ir a Valencia.”
“¿Y tus padres?”
“Me vinieron a ver. Y en cuanto se fueron ellos, llegaron mis amigas, a las que conociste antes y que tan buenas migas hicieron con tus colegas.”
“En el fondo, son buenos chicos y enseguida se hacen querer.”
“Puedo dar fe de ello.”
Nati se recostó contra mi hombro y lentamente me hizo abrazarla. Pasamos unos minutos, jugando a entrelazar los dedos, sonriendo como dos locos enamorados…
“Ahora tu. Las mismas preguntas.”
“¿Preguntas?”
“Tu carnet de identidad.”
“Me llamo Toni, tengo 21 años, vivo en Gijón, trabajo en lo que puedo y estoy soltero y sin compromiso alguno.”
“Esa es una buena información.”
Pasaron los minutos, tenía sed, tenía ganas de otro mojito, pero tampoco quería romper el ambiente que habíamos creado.
De repente y sin darme cuenta, estaba olvidando problemas y dolores de cabeza y estaba disfrutando de la noche, cosa que me había sido imposible desde hacía varias semanas.
“¿Sabes?”
“Dime.”
“Me llamaste la atención en cuanto nos cogiste la silla.”
“Pues no veas el susto que me llevé cuando os ví sentadas con mis colegas. A veces son bastante bestias.”
“Os oímos lo de la caja de sidra y cómo el camarero pasaba de nosotras, pues les pedimos ayuda.”
“¿Y cómo acabasteis en la misma mesa?”
“Nos ofrecieron sentarnos con ellos, porque el camarero que traían estaba en la barra.”
“No me extraña nada. Saben de sobra echar sidra, alguno hasta trabajó conmigo en una sidrería.”
“Pues nos dijeron que sólo sabías tú. Y qué como no sabían lo que tardarías, lo mejor era que nos sentáramos con ellos.”
“En el fondo, se lo agradezco.”
“¿Por?”
“Me dieron la oportunidad de conocerte.”
“Te hubiese visto igual a lo largo de la noche.”
“Tal vez, pero después de algo de sidra, no creo que te acercaras.”
“Entonces, trae algo con lo que brindar por tus amigos.”
“¿Otro mojito?”
“Sí, pero esta vez pago yo.”
“Ni hablar, eres estudiante.”
La deje refunfuñando y protestando aunque sin mucha convicción y volví a sumergirme en el montón de gente que estaba en la barra de la carpa.
Conseguí abrirme hueco entre un grupo de gente y pedí rápidamente a la camarera que se acercaba.
“¿Ya estás de vuelta? Jolines, con lo que tardo yo en pedir.”
“Hay que tener un poco de cara, sino te pasas la noche en la barra.”
“Yo pensaba que valía con el escote.”
La respuesta me pilló por sorpresa. Al ver mi cara, Nati se echó a reír, yo tampoco aguanté la risa, así que nos reímos un buen rato.
“Eso también funciona, sobretodo cuando el camarero es un tío.”
“O sea que ya sé lo que tengo que hacer para que me sirvas rápido si voy a tu bar…”
“Si, vienes a verme alguna vez, no necesitarás escote. Sólo esa sonrisa…”
Nati bajó la cabeza, pero pude ver como se le coloreaban las mejillas. Sin darnos cuenta, nos habíamos acercado demasiado y ahora ella estaba casi sentada sobre mis rodillas. Poco a poco, levantó la cabeza y nos quedamos mirándonos, en mi cabeza saltó el chip que me decía lo que tocaba hacer, acercarme a ella y besarla, pero no me atreví, no sé muy bien porque, pero no conseguí moverme de donde estaba sentado.
De pronto, la voz de uno de mis colegas, nos bajó de nuevo a la Tierra.
“¡Toni!”
“¡Carlos! ¿Qué haces por aquí?”
“Vinimos a ver si te veíamos, porque como nos dejaste tirados…”
Detrás de Carlos llegó toda la tropa, Nati y yo nos levantamos para recibirles. Las chicas se apartaron un poco y empezaron a cuchichear. Por el rabillo del ojo, pude ver a Nati ponerse colorada, así que supe qué clase de preguntas le estaban haciendo.
“Oye, que nosotros nos vamos para Gijón para seguir allí la fiesta. Como tenemos dos coches cogemos bien los ocho, ¿venís?”
Busqué con la mirada a Nati y ella asintió con la cabeza.
“Vale, vale, vamos.”
Enfin, que si saco fuerzas para algo más lo colgaré, aún así si alguno de vosotros se atreve a seguirla, se lo agradeceré jejeje!!!
“Nada, se acabaron las preocupaciones.”
“¿Seguro? Si te sientes mejor, no me importa escucharte.”
“Nada de eso. Me senté aquí con el propósito de conocerte, así que…”
Nati bajó la mirada y sonrió.
“Carnet de identidad”
“¿Qué?”
Sus ojos verdes me miraron sin entender. Al ver su carita de desconcierto, no pude evitar reírme.
“¿Qué pasa? ¿Por qué quieres mi carnet?”
“No quiero tu carnet; así llamamos a las primeras preguntas que les hacemos a las chicas.”
Soltó un suspiro de alivio, había comprendido el juego y quería participar.
“Adelante, pregunta.”
“Nombre, edad, lugar de residencia, estudios o trabajo y estado civil. Esta última referencia es fundamental para mi.”
“Soy Natalia, tengo 20 años recién cumplidos, vivo en Valencia, aunque estudio en Gijón, estoy en el último año de enfermería y estoy soltera y sin novio a la vista; aunque esta situación podría cambiar en unas horas, así que date prisa.”
Tras contestarme, me guiñó un ojo. Casi consigue que me atragante con la bebida. Cuando conseguí dejar de estar rojo y el aire volvió a llegar con facilidad a mis pulmones, volví a preguntar.
”¿Vives en Gijón desde hace mucho?”
“Ya llevo tres añitos allí.”
“Vaya, nunca te había visto.”
“Sinceramente durante el año, salía poco por culpa de estudiar. Y en vacaciones me iba a Valencia a ver a mi novio… Bueno… a mi ex.”
“¿Qué pasó?”
“Que al señorito no le bastaba con una para las vacaciones, sino que necesitaba a otra para el resto del año. Este año, por Semana Santa, no me fui, porque estaba preparando asignaturas, y me llamó una chica contándomelo todo. Que se acababa de enterar por otro lado de que él tenía novia y que se sentía muy mal.”
“¿Y cómo te lo tomaste?”
Nati sonrió con la mirada perdida en algún punto del cielo…
“Me sorprendí a mi misma diciéndole que no me importaba, que para mí él había muerto. Así que este verano no tenía nada a lo que ir a Valencia.”
“¿Y tus padres?”
“Me vinieron a ver. Y en cuanto se fueron ellos, llegaron mis amigas, a las que conociste antes y que tan buenas migas hicieron con tus colegas.”
“En el fondo, son buenos chicos y enseguida se hacen querer.”
“Puedo dar fe de ello.”
Nati se recostó contra mi hombro y lentamente me hizo abrazarla. Pasamos unos minutos, jugando a entrelazar los dedos, sonriendo como dos locos enamorados…
“Ahora tu. Las mismas preguntas.”
“¿Preguntas?”
“Tu carnet de identidad.”
“Me llamo Toni, tengo 21 años, vivo en Gijón, trabajo en lo que puedo y estoy soltero y sin compromiso alguno.”
“Esa es una buena información.”
Pasaron los minutos, tenía sed, tenía ganas de otro mojito, pero tampoco quería romper el ambiente que habíamos creado.
De repente y sin darme cuenta, estaba olvidando problemas y dolores de cabeza y estaba disfrutando de la noche, cosa que me había sido imposible desde hacía varias semanas.
“¿Sabes?”
“Dime.”
“Me llamaste la atención en cuanto nos cogiste la silla.”
“Pues no veas el susto que me llevé cuando os ví sentadas con mis colegas. A veces son bastante bestias.”
“Os oímos lo de la caja de sidra y cómo el camarero pasaba de nosotras, pues les pedimos ayuda.”
“¿Y cómo acabasteis en la misma mesa?”
“Nos ofrecieron sentarnos con ellos, porque el camarero que traían estaba en la barra.”
“No me extraña nada. Saben de sobra echar sidra, alguno hasta trabajó conmigo en una sidrería.”
“Pues nos dijeron que sólo sabías tú. Y qué como no sabían lo que tardarías, lo mejor era que nos sentáramos con ellos.”
“En el fondo, se lo agradezco.”
“¿Por?”
“Me dieron la oportunidad de conocerte.”
“Te hubiese visto igual a lo largo de la noche.”
“Tal vez, pero después de algo de sidra, no creo que te acercaras.”
“Entonces, trae algo con lo que brindar por tus amigos.”
“¿Otro mojito?”
“Sí, pero esta vez pago yo.”
“Ni hablar, eres estudiante.”
La deje refunfuñando y protestando aunque sin mucha convicción y volví a sumergirme en el montón de gente que estaba en la barra de la carpa.
Conseguí abrirme hueco entre un grupo de gente y pedí rápidamente a la camarera que se acercaba.
“¿Ya estás de vuelta? Jolines, con lo que tardo yo en pedir.”
“Hay que tener un poco de cara, sino te pasas la noche en la barra.”
“Yo pensaba que valía con el escote.”
La respuesta me pilló por sorpresa. Al ver mi cara, Nati se echó a reír, yo tampoco aguanté la risa, así que nos reímos un buen rato.
“Eso también funciona, sobretodo cuando el camarero es un tío.”
“O sea que ya sé lo que tengo que hacer para que me sirvas rápido si voy a tu bar…”
“Si, vienes a verme alguna vez, no necesitarás escote. Sólo esa sonrisa…”
Nati bajó la cabeza, pero pude ver como se le coloreaban las mejillas. Sin darnos cuenta, nos habíamos acercado demasiado y ahora ella estaba casi sentada sobre mis rodillas. Poco a poco, levantó la cabeza y nos quedamos mirándonos, en mi cabeza saltó el chip que me decía lo que tocaba hacer, acercarme a ella y besarla, pero no me atreví, no sé muy bien porque, pero no conseguí moverme de donde estaba sentado.
De pronto, la voz de uno de mis colegas, nos bajó de nuevo a la Tierra.
“¡Toni!”
“¡Carlos! ¿Qué haces por aquí?”
“Vinimos a ver si te veíamos, porque como nos dejaste tirados…”
Detrás de Carlos llegó toda la tropa, Nati y yo nos levantamos para recibirles. Las chicas se apartaron un poco y empezaron a cuchichear. Por el rabillo del ojo, pude ver a Nati ponerse colorada, así que supe qué clase de preguntas le estaban haciendo.
“Oye, que nosotros nos vamos para Gijón para seguir allí la fiesta. Como tenemos dos coches cogemos bien los ocho, ¿venís?”
Busqué con la mirada a Nati y ella asintió con la cabeza.
“Vale, vale, vamos.”
6 Comments:
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Oye, esto ya está tomando un matiz culebrón que te cagas!!!
¿Y cómo es que es tan atrevida pero se pone colorada por una tontería?
Anda, sigue, sigue, sigueloooooooo.
UN SALUDO.
si es que gijon tiene algo especial!!!!.... me esta encantanto la historia. un besazo guapo
cuando llega el final??
que pasa en las fiestas??
no seas vago y acaba!!
besitos peque!!
Esto se pone interesante!!! k wapa la historia x una parte deseo k la termines para saber el final pero x otra no kiero k termine xk es una historia tan bonita k da pena... jous. No seas vaguete y ala! a seguir k ya nos tienes en vela! jejej
BESITOS!
ByE xxx
Miriam
PUES YO ME HE LEIDO LOS 4 CAÍTULOS Y ME PARECEN DE LO MÁS SIMPLE. LA TÍPICA HISTORIA DE CHICA BUSCA CHICO, CHICO ENCUENTRA CHICA QUE NO LA CREÍA LA PRINCESA DE SUS SUEÑOS.
TODA UNA PORQUERÍA.
HAZLE UN FAVOR A LOS POCOS QUE TE LEEN: NO LA CONTINÚES.
UN LECTOR, TUYO NO.
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