Un cuentecillo
Si me prestan atención, les puedo relatar una historia…
una historia de… en fin, una historia de barra de bar…
Después de una noche de reposo, el sol decidió salir, como cada día a dar su vuelta rutinaria a la Tierra, él le pidió al reloj tan sólo cinco minutos más, pero como cada mañana, el reloj no se los concedió y muy puntual a las siete empezó a sonar.
Odiaba aquel ruido, lo odiaba de veras, aunque era incapaz de deshacerse del despertador que lo había levantado los últimos diez años.
Sin embargo, esa mañana, había sido distinta, se levantó más rápido de lo normal, no rezongó ni maldijo por lo bajo, si no que se levantó como un rayo…
Y es que esa noche… esa noche… si las sábanas hablasen y las almohadas no callasen… que sería de nosotros…
La había visto, en la barra tal como le había prometido, él fue derechito a saludarla como había prometido, tomaron algo juntos, rieron, charlaron y se gastaron bromas como ambos habían pensado…
Pero poco después, otro gallo entró en el corral, uno que no necesitaba lucirse pues ya lo llevaba conquistado de casa y tal como había prometido se la llevó de su lado…
Fíjense señoritas y señores que en este punto, nuestro individuo abandona el local con la cabeza bien gacha y arrastrando los pies…
Apenas había dado dos pasos, cuando ella, aún con las mejillas sonrosadas por la carrera se echó a sus brazos, tal como se había prometido a sí misma ese mismo mediodía. Él la estrechó con fuerza para no perderla, para que el sueño no se diluyera…
Noten aquí, la pasión contenida, las miradas que lo dicen todo… No puedo seguir que me acaloro todito, todo…
Los labios se juntaron y las lenguas se pelearon, tal como habían pactado las miradas… Las manos no pararon de recorrer la piel, buscando lugares recónditos donde…
Digamos donde posarse… Ya sé que no queda muy poético, pero no me lo tengan en cuenta...
Y allí se fueron señoritas y señores, caminando bajo la luna y las estrellas, cogiditos de la mano como dos enamorados, tal como habían prometido los labios…
Después de una noche de reposo, el sol decidió salir, como cada día a dar su vuelta rutinaria a la Tierra, él le pidió al reloj tan sólo cinco minutos más, pero como cada mañana, el reloj no se los concedió y muy puntual a las siete empezó a sonar.
Odiaba aquel ruido, lo odiaba de veras, aunque era incapaz de deshacerse del despertador que lo había levantado los últimos diez años.
Sin embargo, esa mañana, había sido distinta, se levantó más rápido de lo normal, no rezongó ni maldijo por lo bajo, si no que se levantó como un rayo…
Y es que esa noche… esa noche… si las sábanas hablasen y las almohadas no callasen… que sería de nosotros…
La había visto, en la barra tal como le había prometido, él fue derechito a saludarla como había prometido, tomaron algo juntos, rieron, charlaron y se gastaron bromas como ambos habían pensado…
Pero poco después, otro gallo entró en el corral, uno que no necesitaba lucirse pues ya lo llevaba conquistado de casa y tal como había prometido se la llevó de su lado…
Fíjense señoritas y señores que en este punto, nuestro individuo abandona el local con la cabeza bien gacha y arrastrando los pies…
Apenas había dado dos pasos, cuando ella, aún con las mejillas sonrosadas por la carrera se echó a sus brazos, tal como se había prometido a sí misma ese mismo mediodía. Él la estrechó con fuerza para no perderla, para que el sueño no se diluyera…
Noten aquí, la pasión contenida, las miradas que lo dicen todo… No puedo seguir que me acaloro todito, todo…
Los labios se juntaron y las lenguas se pelearon, tal como habían pactado las miradas… Las manos no pararon de recorrer la piel, buscando lugares recónditos donde…
Digamos donde posarse… Ya sé que no queda muy poético, pero no me lo tengan en cuenta...
Y allí se fueron señoritas y señores, caminando bajo la luna y las estrellas, cogiditos de la mano como dos enamorados, tal como habían prometido los labios…
Ya ven que es una historia normal y corriente, que le puede pasar a cualquier cliente de un fin de semana, ya guste cerveza, ron o algo sin alcohol…
Pero si les soy sincero, a un servidor nunca le ha pasado… ¿Será qué no me gusta prometer?
Antes de acabar este breve relato, creo que se preguntarán
Antes de acabar este breve relato, creo que se preguntarán
¿qué verían la sábana y la almohada que han de callar?
Esa pregunta se la dejo a su libre interpretación, ya que no contestarla no acarrea ninguna sanción.
Sean felices :)
Sean felices :)
13 Comments:
hummmm VARO...
que no te ha pasado una historia así? o el estar en una barra de bar...;)
lindo cuentillo, iré más seguido a un bar, a ver si encuentro mis promesas que nunca he hecho tampoco:o.
Por cierto...
gracias por lo de Señorita;)
a mi tampoco me ha pasado una historia asi ... o al menosz lasz promesasz no me las han cumplido... pero no desesperes se q en algun Lugar hay una promesa por kumplirse... en cualkier momento tanto para ti como para mi ... un besoo!!
Eres un artistazo de la palabra...
Un abrazo ;-)
Pero que grande eres jodio...
Es la primera vez que paso por acá y el blog me gustó mucho! Besos!!!
Cada vez hay mas color en tus cuentitos.... dije color!
Cuidate niño!
me ha emocionado!! como se parece esta historia a mi ultimo mes.... varo eres un cielo. un besote mi niño ( ando perdida y lo se, pronto volveremos a encontrarnos por este mundo)
Sencillamente.. expectacular... sublime... emocionante.. calle peatonal.. Julián Duro?... quién sabe... Gregorio Aurre? no hay bares...
Déjenme decirles señoritas y señores... he aquí un poeta.. un trovador... un desencajado...
http://desencajado.blogspot.com/
"No puedo seguir que me acaloro todito, todo…"
jajajajja...el narrador es el mejor de todos!!!
ñam, ñam, ñam, comienza a darme el ataque VARO...
ains....
besos para que te aprontes...;)
Ojalá fuero yo una décima parte que tú de creativo ;-)
Nos vemos.
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