Relato (I)
"No llego, no llego…"
Tomó aire y aceleró el paso, aún quedaban cinco minutos para las nueve y además contaba con la ventaja de que la profesora siempre llegaba a las nueve pasadas.
"Venga, ánimo…"
Cuando se disponía a entrar en la facultad, escuchó el timbre que daba inicio a las clases…
"¡Buff, por los pelos!"
Subió de dos en dos las escaleras desde la planta baja a la segunda planta y se dirigió como una exhalación a la puerta de clase…
¡¡¡BOOMMM!!!
De repente, se vio a sí misma en el suelo, había chocado con algo o con alguien pero no estaba segura de que era. Dispuesta para echar la bronca a quién se hubiese cruzado en su camino sin avisar levantó la cabeza, a la vez que su boca escupía toda clase de maldiciones.
¿Estás ciego? ¿Qué caminas mirándote los pies?
Enfocó a la persona con la que había chocado, era el chico “rarito” de su clase. Le llamaban así porque no hablaba con nadie, parecía no tener amigos en la facultad y siempre andaba colgado de algún libro…
¡Pe-per-perdona! La ver-verdad no te vi… Lo siento.
Se agachó a recoger el montón de apuntes que se habían desparramado por el suelo; a pesar de qué había compañeros de clase cerca, ninguno se agachó a ayudarlo.
Ella lo contempló de pie, aún con las mejillas coloradas, más por la carrera que por el enfado.
Se sorprendió cuando el chico, en cuclillas le tendía sus portafolios…
Son tus apuntes, lo siento otra vez… Por lo menos, no te habrás hecho daño, ¿verdad?
Se quedó observando el suelo, estaba lleno de folios escritos con una letra bastante “femenina” pero no eran sus hojas, ella siempre llevaba portafolios…
"Tiene la letra bonita..." - pensó para sí.
Casi inmediatamente, reaccionó; se agachó junto a él y empezó a recoger los folios del suelo.
No te preocupes, estoy bien… Venía justísima de tiempo y no veía a nadie…
Le sonrió, sus amigas le habían advertido sobre ese chico, pero en aquel momento, la sonrisa fluyó a sus labios de manera natural.
Una voz desde la puerta, los asustó…
Martín, Díaz, ¿tenéis pensado entrar a clase?
Ambos asintieron mecánicamente y entraron a clase, cada uno se sentó en su sitio habitual.
Nada más sentarse, sus amigas empezaron a abordarla con preguntas:
¿Estás bien?
No te habrá tocado, ¿no?
¿Sabe hablar?
Ella suspiró, sus amigas, el colmo de la sofisticación. Aún no sabía como se había juntado con ellas en su primer año en la facultad. Tal vez porque hicieron las prácticas juntas o tal vez porque atraían a los mejores chicos, sea como fuere, no se arrepentía de tenerlas como amigas, porque, en el fondo, eran buenas chicas… Las observó un rato…
"Muy en el fondo" – pensó y volvió a esbozar una sonrisa.
Él se sentó sin ninguna prisa en su sitio, al fondo de la clase, dejando una mesa de separación entre los chicos que tenía delante, no le gustaban lo más mínimo y solían cuchichear sobre él.
Con resignación comenzó a ordenar los apuntes que una de las niñas mimadas de las filas delanteras le había desparramado por el suelo…
La profesora comenzó con su cantinela sobre los procariotas, llevaba ya dos clases hablando sobre bacterias que realizaban la fotosíntesis y los alumnos, en lugar de entusiasmarse, cada vez se aburrían más en aquella clase.
Él no desconectó del todo, oía a la profesora desde muy lejos explicarles el aparato fotosintético de las bacterias verdes no sulfúreas, en un folio iba tomando notas para luego, buscar en los libros para estudiar.
Al poco rato, se descubrió mirando a la chica con la que había chocado…
Una niña de papá – negó con la cabeza. ¡Sólo me faltaba eso!
El timbre puso fin a la clase; la profesora aún arañó algún segundo más, para acabar de contarles un experimento que a ella le entusiasmaba pero que a los alumnos exasperaba; así que viendo que el murmullo crecía, la profesora dio por terminada la clase. Los vería en prácticas por la tarde.
Un horror chica. Con esta señora es imposible.
Ya te digo, nunca sabes por donde te va a salir.
No digáis eso, a mi me parece la mejor clase con diferencia.
Pero es que a ti siempre te han gustado los bichos raros.
Todas se rieron por la frase, aunque ella le sacó doble sentido enseguida, miró a su amiga con ojos escrutadores…
No me refería a ese – hizo un gesto con la cabeza apuntando hacia el chico.
Por un momento perdió los estribos,
Tal vez no sea tan rarito, haced el favor de no meteros con él… por lo menos estando yo delante.
Uy, uy, uy!
Sus amigas se echaron a reír…
Tal vez te haya echado una maldición y ahora le defiendes.
La carcajada fue general, no le dio tiempo a contestar porque el profesor de Genética estaba esperando un mínimo de silencio para poder empezar la clase.
El monótono tema de la estructura del DNA, vista y revista en casi todas las asignaturas, hundió la clase en un sopor, que a duras penas eran capaces de mantener los ojos abiertos.
La manecilla del reloj avanzó lentamente, aunque en la última clase, la de Diversidad animal, el tiempo se fue volando. Era la asignatura preferida por casi todos, mucha culpa la tenía el profesor, un hombre alto de voz fuerte que conseguía siempre sacarlos del sopor que traían del resto de la mañana.
Bueno chicas, nos vemos mañana que me tocan las prácticas de procariotas.
Ten cuidado con el rarito.
¡Oh! dejadlo ya.
Bueno, bueno, nosotras lo dejamos, pero tú no te arrimes mucho por si acaso.
Se fueron riéndose y cuchicheando…
"Prefiero no saber que historia se pueden inventar…"
Dándolas como caso perdido, bajó a la biblioteca; aún tenía una hora libre para ir a comer y quería aprovecharla, porque, aunque acababa de empezar el segundo cuatrimestre no quería dormirse en los laureles como le pasaba siempre.
Tomó aire y aceleró el paso, aún quedaban cinco minutos para las nueve y además contaba con la ventaja de que la profesora siempre llegaba a las nueve pasadas.
"Venga, ánimo…"
Cuando se disponía a entrar en la facultad, escuchó el timbre que daba inicio a las clases…
"¡Buff, por los pelos!"
Subió de dos en dos las escaleras desde la planta baja a la segunda planta y se dirigió como una exhalación a la puerta de clase…
¡¡¡BOOMMM!!!
De repente, se vio a sí misma en el suelo, había chocado con algo o con alguien pero no estaba segura de que era. Dispuesta para echar la bronca a quién se hubiese cruzado en su camino sin avisar levantó la cabeza, a la vez que su boca escupía toda clase de maldiciones.
¿Estás ciego? ¿Qué caminas mirándote los pies?
Enfocó a la persona con la que había chocado, era el chico “rarito” de su clase. Le llamaban así porque no hablaba con nadie, parecía no tener amigos en la facultad y siempre andaba colgado de algún libro…
¡Pe-per-perdona! La ver-verdad no te vi… Lo siento.
Se agachó a recoger el montón de apuntes que se habían desparramado por el suelo; a pesar de qué había compañeros de clase cerca, ninguno se agachó a ayudarlo.
Ella lo contempló de pie, aún con las mejillas coloradas, más por la carrera que por el enfado.
Se sorprendió cuando el chico, en cuclillas le tendía sus portafolios…
Son tus apuntes, lo siento otra vez… Por lo menos, no te habrás hecho daño, ¿verdad?
Se quedó observando el suelo, estaba lleno de folios escritos con una letra bastante “femenina” pero no eran sus hojas, ella siempre llevaba portafolios…
"Tiene la letra bonita..." - pensó para sí.
Casi inmediatamente, reaccionó; se agachó junto a él y empezó a recoger los folios del suelo.
No te preocupes, estoy bien… Venía justísima de tiempo y no veía a nadie…
Le sonrió, sus amigas le habían advertido sobre ese chico, pero en aquel momento, la sonrisa fluyó a sus labios de manera natural.
Una voz desde la puerta, los asustó…
Martín, Díaz, ¿tenéis pensado entrar a clase?
Ambos asintieron mecánicamente y entraron a clase, cada uno se sentó en su sitio habitual.
Nada más sentarse, sus amigas empezaron a abordarla con preguntas:
¿Estás bien?
No te habrá tocado, ¿no?
¿Sabe hablar?
Ella suspiró, sus amigas, el colmo de la sofisticación. Aún no sabía como se había juntado con ellas en su primer año en la facultad. Tal vez porque hicieron las prácticas juntas o tal vez porque atraían a los mejores chicos, sea como fuere, no se arrepentía de tenerlas como amigas, porque, en el fondo, eran buenas chicas… Las observó un rato…
"Muy en el fondo" – pensó y volvió a esbozar una sonrisa.
Él se sentó sin ninguna prisa en su sitio, al fondo de la clase, dejando una mesa de separación entre los chicos que tenía delante, no le gustaban lo más mínimo y solían cuchichear sobre él.
Con resignación comenzó a ordenar los apuntes que una de las niñas mimadas de las filas delanteras le había desparramado por el suelo…
La profesora comenzó con su cantinela sobre los procariotas, llevaba ya dos clases hablando sobre bacterias que realizaban la fotosíntesis y los alumnos, en lugar de entusiasmarse, cada vez se aburrían más en aquella clase.
Él no desconectó del todo, oía a la profesora desde muy lejos explicarles el aparato fotosintético de las bacterias verdes no sulfúreas, en un folio iba tomando notas para luego, buscar en los libros para estudiar.
Al poco rato, se descubrió mirando a la chica con la que había chocado…
Una niña de papá – negó con la cabeza. ¡Sólo me faltaba eso!
El timbre puso fin a la clase; la profesora aún arañó algún segundo más, para acabar de contarles un experimento que a ella le entusiasmaba pero que a los alumnos exasperaba; así que viendo que el murmullo crecía, la profesora dio por terminada la clase. Los vería en prácticas por la tarde.
Un horror chica. Con esta señora es imposible.
Ya te digo, nunca sabes por donde te va a salir.
No digáis eso, a mi me parece la mejor clase con diferencia.
Pero es que a ti siempre te han gustado los bichos raros.
Todas se rieron por la frase, aunque ella le sacó doble sentido enseguida, miró a su amiga con ojos escrutadores…
No me refería a ese – hizo un gesto con la cabeza apuntando hacia el chico.
Por un momento perdió los estribos,
Tal vez no sea tan rarito, haced el favor de no meteros con él… por lo menos estando yo delante.
Uy, uy, uy!
Sus amigas se echaron a reír…
Tal vez te haya echado una maldición y ahora le defiendes.
La carcajada fue general, no le dio tiempo a contestar porque el profesor de Genética estaba esperando un mínimo de silencio para poder empezar la clase.
El monótono tema de la estructura del DNA, vista y revista en casi todas las asignaturas, hundió la clase en un sopor, que a duras penas eran capaces de mantener los ojos abiertos.
La manecilla del reloj avanzó lentamente, aunque en la última clase, la de Diversidad animal, el tiempo se fue volando. Era la asignatura preferida por casi todos, mucha culpa la tenía el profesor, un hombre alto de voz fuerte que conseguía siempre sacarlos del sopor que traían del resto de la mañana.
Bueno chicas, nos vemos mañana que me tocan las prácticas de procariotas.
Ten cuidado con el rarito.
¡Oh! dejadlo ya.
Bueno, bueno, nosotras lo dejamos, pero tú no te arrimes mucho por si acaso.
Se fueron riéndose y cuchicheando…
"Prefiero no saber que historia se pueden inventar…"
Dándolas como caso perdido, bajó a la biblioteca; aún tenía una hora libre para ir a comer y quería aprovecharla, porque, aunque acababa de empezar el segundo cuatrimestre no quería dormirse en los laureles como le pasaba siempre.
Continuará...
12 Comments:
En primer lugar quiero pediros que me disculpeis por haber desaparecido así como por arte de magia, pero Marzo se me está haciendo muy cuesta arriba...
Por otro lado, aquí os cuelgo el principio de un relato, en el fondo me siento casi en deuda con vosotros :P
Sólo quiero comentaros que aún no tengo decididos nombres para los personajes, ni una línea de desarrollo de los acontecimientos... así que si alguién siento interés o simplemente le apetece puede mandarme todas sus sugerencias por los comentarios o si se extiende mucho, mandármelo por mail.
Y no os entretengo más, Besitos, abrazos, sonrisas, palmadas en la espalda.... Seguiré leyendo...
Gracias por tus palabras y tu visita a mi blog! espero poder seguirnos escribiendo y mantener esas visitas... por cierto anda medio mal tu blog no? como que no puedo ver bien las letras, checa eso...
Biopalabras.. biohistorias.. biorritmos...
ashhhh VARO...
donde te desaparezcas por mucho y nos dejes con ésta historia así por días me dará algo...
muchos besos... de marzo arriba
Yo no veo bien tu blog, a mitad de los post el fondo deja de ser amarillento para pasar a marron oscuro, con lo que no leo las letras, y lo de los comment y eso lo tengo que buscar moviendo la flecha del ratón
¿sólo me sucede a mí? porque nunca antes me había pasado.
Pues no sé que decirte Bito... Yo no tengo ningún problema para verlo...
Si se te ocurre cualquier solución, dimelo y probaremos ;)
Ofu que mono de tus historias... que ganas de que volvieses a empezar con una :) Por dios ahora no nos dejes con la incertidumbre muxo tiempo :)
Por cierto, a mi me pasa igual que a Bito, no se si será por usar Firefox... pero no le veo solución.
Un besito wapisimo
A mí me sucede lo mismo que a Bito, el final del post se ve con fondo marron y es casi imposible de leer. Me debo de haber dejao 3 dioptrias haciendolo! XD.
Besines, niño, y no nos tengas tanto tiempo abandonados. :)
jo, ya lo echaba de menos, para empezar la historia pinta tierna. ya veremos cuando desarrolles más a los personajes y su caracter. Se te necesitaba de nuevo....
jajaja... ves como no era cosa mia lo del blog?? que no soy la unica que lo veo mal :P
bueno, que ya sabes que me encantan tus palabras y que a ver si tienes mas tiempo y terminas!!
besitos niño!!
ea! q a mi tmb me pasaba lo del problema con tu blog pero se ha solucionado solo ajajajaj... aiii no me gusta q me dejen con el continuará... toda mi vida tiene un continuará i no me gustan jajajaj .. besosz!! i komo siempre millonesz de sonrisasz
Si es que las apariencias engañan. A veces el azar nos permite tener la posibilidad de conocer a alguien un poco más de cerca ;)
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